Una soledad adentro
y otra soledad afuera.
Hay momentos
en que ambas soledades
no pueden tocarse.
Queda entonces el hombre en el medio
como una puerta
inesperadamente cerrada.
Una soledad adentro.
Otra soledad afuera.
Y en la puerta retumban los llamados.
La mayor soledad
está en la puerta.
Roberto Juarroz